lunes, 24 de enero de 2011

la limeñidad, una forma de ser


La Limeñidad , una forma de ser.
meñidad, una En términos claros, Lima es una ciudad de todos los colores. Las constantes migraciones de la segunda mitad del siglo XX formaron lo que es el rostro de lima (y porque no el Perú) en la actualidad. Esa mezcla de lo provinciano (básicamente andino) con los criollo introdujo esa forma de ser limeño y peruano. En lima entendemos lo popular como lo oficial, pero este atalaya de lo limeño no se da en un proceso lineal, sino más bien cíclico donde las diferentes manifestaciones de lo popular fueron interiorizando un ser limeño, las generaciones que se forjaron entre polladas bailables para conseguir agua, luz pistas, veredas, escaleras. Llegando hasta las tocadas o fiestas rave ambientalistas en Asia, los jóvenes de esas distintas generaciones fueron construyendo el ser limeños, pero sin olvidar que lima por su cosmopolitismo siempre fue escenario de desarrollo de las nuevas tecnologías de la información que contribuyeron radicalmente a darle este perfil.
La limeñanidad en el pasado era sinónimo de aristocracia, del Palace Concert y Jirón de la Unión. Hoy, Lima es el Huaralino, los chifas al paso, Marisol y el Metropolitano. Las formas de llevar nuestra limeñanidad es ser peruano y un “ser” extranjero. La balanza de un equilibrio siempre en incertidumbre dado -al decir de Arguedas- que muchos nos consideramos forasteros dentro de nuestro país.
Lima se ha convertido en muchas y todas a la vez. Una megalópolis que tiene una tendencia a crecer hacia arriba donde los espacios se achican y lo publico finalmente se vuelve hermético. Las combis afilan el paso de los “Dateros” y los vendedores ambulantes (caramelos, frutas, gaseosas, etc.) le dan ese espectro a una ciudad tan desigual como caótica, pero dentro de esa regla del desorden se encuentra un orden, una armonía.
Lima a crecido en cinturones, lima norte es de por sí una muestra de esto. Universidades, centros comerciales, mercados endógenos, bulevares, centro de belleza, una industria micro regional. Donde los actores sociales, ya no necesitan en muchos casos trasladarse, tanto para estudiar, trabajar o para divertirse. El agente consumidor actual ha formado una red dentro de su espacio limeño.
Lima ya no es la ciudad de los reyes, es la ciudad de los cholos. Ya no hay nuevos limeños, sino limeños que no se consideran nuevos. Lima ya no es horrible, lima ahora es terrible, sus sueños y esperanzas conviven con ese imaginario poscolonial enfermizo del racismo y la exclusión. Las teleseries afinan las pupilas de ese conflicto entre lo popular y lo oficial. Dando como resultado que lo popular se oficialice, esto significa que ¿tenemos una ciudad con ciudadanos? Las respuestas pueden ser múltiples, desde aquellos que señalan que no se ah avanzado nada o casi nada, hasta los que creen que todo anda bien y todos y todas gozamos de los mismos privilegios ante la ley y el estado. Lo cierto es que lima goza de todos los aromas olores y sabores, su mixtura es su particularidad, la confluencia de todas las identidades nacionales como extranjeras incluso las reformuladas (EMOS, PUNK, METAL, HIP HOP, ETC) muestra ese mestizaje de lo profundo con lo oficial y de sus encuentros y des encuentros forma el prototipo de esa limeñidad actual.
Los relatos posmodernos le dieron a lima esa forma nihilista de ser. La caída del sistema de partidos y la corrupción galopante sembraron en una juventud efervescente baconiana esa particularidad del mundo, del apoliticismo y de las utopías. es mas, recrearon su noción de utopía, el acceso a mayores fuentes tecnológicas de comunicación así como mayores fuentes de consumo fueron los metarrelatos de una juventud cada vez menos apegados a las nociones de una modernidad que pregono la igualdad , libertad y fraternidad.
En síntesis, lima es todas las sangres, pero también es un espacio con sus propias dinámicas en sus conos (hoy llamado lima – norte, lima – sur, etc. ) Cuyos procesos de conflicto entre lo popular y lo oficial marcan el escenario heterogéneo de esta ciudad, hoy desde la municipalidad metropolitana llegan nuevas luces de un gobierno “progresista” con planteamientos en transporte, seguridad, cultura, etc. Sería importante construir ese viejo fenómeno de nuestra limeñidad ya no desde espacios privados que se convierten en públicos por la necesidad, sino ampliar nuestra ciudadanía desde lo público que esa efervescencia de mixturas se haga sentir desde lo que Haberman llamaba una “racionalidad dialógica” basada en el reconocimiento mutuo de los actores y de su convergencia de estos frente al estado. Es decir, de la creación de formas de participar y configurar las instituciones políticas y sociales, para una mejor convivencia.
Deseamos una lima como creación heroica. Una lima que todos participen y el cuidado de la misma sean de todos, donde el gris de sus cielos sirva de fondo para nuestro mestizaje donde lo tradicional y lo moderno configure un prototipo descolonizador. Donde encontremos un mejor lugar para existir.

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