
El licor a lo largo de su historia ah tenido múltiples fines. En casi la mayoría de las primigenias sociedades sirvió como método de ritual religioso y profano. otras como método de adormecer a los hombres para poder practicarles operaciones. El licor en algunas otras sociedades sirvió como método de coerción social al brindar y festejar ante los dioses. El licor y los dioses siempre tuvieron ese fino y marcado acercamiento. Aunque el hombre por ser un “ser” inferior para poder hablar o ver al dios tenia que estar en otros niveles tanto con el movimiento del cuerpo como con la “psiquis”. Baco aplaudía estas dignas ceremonias. Donde ciudadanos y esclavos a su modo lo disfrutaban. Todos tienen el derecho de disfrutar del licor. El historicismo nos lo ha mostrado. Pero el modo de tomarlo, como tomarlo y donde tomarlo sigue siendo aun cuestión de construcción de cada sociedad y sus imaginarios ya establecidos. Este es la historia del señor licor, de como poder beberlo sin prejuicios, sin miedos, en el lugar que mas le plazca al individuo. Es ese aire metafórico lo que lo hace ser mas rico y mejor bebible en algunos lugares que otros? Cualquiera que sea el licor igual emborracha, o no? Como nos emborrachamos y en que lugar lo hacemos es tema de estas líneas.
Los hijos del desborde popular*
El presente artículo que debatiremos, fue escrito hace ya un año, donde nos hace percibir nítidamente el encuentro de dos mundos. Esos mundos que se siguen visualizando en nuestra sociedad. Tradición y modernidad se mezclan y siguen dando ese afán de “desacreditar” a algunos y “mistificar” a otros. Los espacios para muchos se han “democratizado”. La apertura de nuevos espacios en los ex llamados “conos” es para muchos, muestras de esa “democratización”. A mi concepto es una forma de sectarismo y una muestra fehaciente de la estructurabilidad de espacios. Donde unos se “deben” ubicar donde les corresponde. Así el autor del texto manifestaba:
“fuimos a almorzar a un restaurante miraflorino. (…) ese día se había infiltrado el desborde popular (…) que bebía desde hacia rato en una mesa céntrica (…) se emborrachaban con simples “chelas”.ya me quisiera imaginar como se comportan con trago corto. Pero las chelas les sacan a flote una bronca impresionante, una ira que todo miembro del desborde lleva a dentro.”1
Como podemos notar el autor del texto inicia corroborando al espacio geográfico, este espacio que esta cargado de simbología, al decirnos un “restaurante miraflorino”, de por si ya esta expresando un cierto aire de superioridad en la estructura y una lógica que ya esta dicha. En su imaginario no podía ver a un “hijo del desborde popular” en el mismo espacio que “el”,
Era como una agresión su simple presencia. Varios autores tocan al imaginario social como esa irreparable neo versión del colonialismo que nunca se ha terminado de quebrar2 . Así boucarricaud dice que:
“el limeño habla de la gente de la sierra como una especie social distinta”3.
Matos mar hablando del mestizaje y la integración nacional nos esboza tan simplemente la realidad de esos hijos del desborde popular:
“(el mestizaje) mantiene un esteorotipo social y cultural cargado de prejuicios, cargado de dominación y símbolos de un proceso colonial. “4
Como un producto acabado el mestizo que llego a la ciudad y luego con esa entrega a lo que Carlos Iván de Gregory llamaría “del mito del inkarri al mito del progreso “.otros los llamarían lo “EMERGENTES”. Pero el hecho concreto que ese individuo se encontraba en miraflores, en ese espacio había traspasado la barrera de simbologías eh imaginarios. Las había transgredido, y llevando consigo sus malditas “chelas”. La cerveza como cualquier otro licor embriaga. Seduce a sus afanosos bebedores. Saca a relucir todo su subconsciente. Pero obviamente ese no “era” el lugar, no al menos en “miraflores”.
Varios son los argumentos que ocurren en este espacio y en esta escena. Primero podemos hablar del imaginario sobre el clásico provinciano que se emborracha con sus “chelas” y bebe hasta “babear”, y al final busca las clásicas “broncas”. Me parece que esta visión se termino de institucionalizar en el imaginario oligárquico con las famosas fiestas “chichas”. Donde el licor la música y las peleas formaban una trilogía emblemática.
Lo otro es la asimilación del “trago corto” como licor desprestigiado. Hecho para la peonada. Ya arguedas en sus cuentos nos narraba el fin del trago corto que se les daba a la indiada como pago o como regalo mientras que los “mistis” consumían los ricos licores extranjeros. Esta clase de licores se fue recreando en los imaginarios como sinónimo de salvajismo y lumpenecismo. El factor de perder los estribos esta bien enmarcado como ya se dijo en líneas arriba en su inconsciente “salvaje”. La dicotomía juntos pero no revueltos es encarnado en este espacio.” La plata blanquea “. Verdad a medias. estará en el mismo lugar, en el mismo espacio, pero la estigmatización es imposible de ocultar. Sus precedentes historicistas lo condenan. En palabras de portocarrero, es un castigo sin culpa y una culpa sin castigo.
Líneas más abajo del artículo nos hablaba del lenguaje y de la explosión, los métodos que tenían de defensa, así el autor lo retrata:
“(…) y todo aquel que se le coloque al frente será tildado de “tía”, “señorón” o “viejo”, como me llamaron a mi. No entrare en detalles acerca de la bronca en el restaurante ( pura lisura, por cierto, pero acabe, para que se hagan una idea, defendiéndome con una silla al puro estilo del lejano viejo oeste”.5
El lenguaje llamado vulgar sigue recreando ese distanciamiento, las lisuras son de todos, no creo que en un solo sector se aya masificado ahora que los ya clásicos “tía” sea aceptado en el imaginario predominante como una “lisura popular” que duele mas por el hecho que lo están bajando de “escalón social”. La gresca al parecer ser armo y nuestro interlocutor “se defendió”. Al decir de este enunciado podremos ver nítidamente que “el” es el que se defendió, por que es su territorio, El “otro” (fue el que vino a invadir) quiso hacer lo que quería, como si estuviera en su “chacra”.
Las mentalidades con sus códigos están ya recreados. “Lo puro” y “lo impuro” como diría Guillermo Nugent. La hermenéutica de nuestra cultura nos permite vislumbrar ese fantasma de la diversidad, ese poder que tiene la sociedad limeña de no enfrentar ese fantasma, nadie lo quiere afrontar de frente. Ni las clases populares que están en un constante trasgresión de estructuras donde las nuevas generaciones (para nada se sienten con ese “pecado original” de sus padres provincianos) estoy convencido que el Perú y en especial lima se esta reconstruyendo. Pero también esta claro que el fantasma de la diversidad y sobre todo el encontrarse en el “otro” está siendo cada vez más distante a ese cambio, que muchos llaman “democratizador”. Las heridas de hace años siguen abiertas, mientras busquemos el desarrollo del país a la par debemos seguir preguntándonos quienes somos, y donde es nuestra posición? Si lo instituido es lo correcto?.
H4NOMIQO
Bibliografía.
*Articulo escrito por: Abelardo Sánchez león. El comercio 7 de noviembre de 2007.
1. Ibidem.
2. varios autores tocan este tema y su posición es que el imaginario sigue colonizado. El fantasma de la herencia colonial se hace presente. Gonzalo portocarrero, jorge bruce, Guillermo nugent, etc.
3. Francois Bourricaud. ¿Cholificacion? Perú Hoy Nº 4. IEP.
4. Matos Mar, José. Algunas consideraciones acerca del uso del vocablo mestizo. En: revista histórica, tomo XXVIII. Lima – Perú, 1965.
5. Ibidem.
1 comentario:
caeria mejor si explicaras tambien el fin retrograda del consumo del licor en referencia al mantenimiento del statu quo educativo, es decir a mantener sedadas a las masas lejos de la realidad, viviendo en funcion a retrocesos y acercamientos divinos en tiempos de violencia.
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