miércoles, 2 de marzo de 2011

SIN HISTORIA

Esta no es una historia con un final feliz, es mas, ni siquiera tiene final, porque nunca inicio. Es una historia de deseos, de conocimiento, de miradas y sonrisas. Es una historia que nunca encontraremos en algún periódico chicha o alguna revista porno tirada albergada en las calles de lima. Esta es una historia que no tiene forma de historia.
Hay tareas en el hombre, como la de caminar y escribir. Soñar que otro mundo es posible, es una historia muy larga que recién empieza, una historia que sería muy tediosa contarla. Sin embargo, ay historias más cortas como las sonrisas.
Historias que nos permiten recordar y seguir existiendo, historias que te niegan la historia. Otras que tergiversamos y seguimos creyendo en ella. Hay notas musicales más perfectas cuando no se escriben en los pentagramas, no tienen derechos de autor ni son inscritas en el INDECOPI, son historias que son nuestras y están calladas en el tiempo.
La historia que deseo contar es muy breve, no hay adioses ni saludos de bienvenida, solo silencios en la bulla, testigos de esto fueron las tardes y las noches, el paradero en la avenida que no existió y los lamentos por el Messenger. Es una historia llena de miradas opacas donde los ojos redondos saltan a la luz de la sombra, y en la noche matutina se alegran como dos deliciosos caramelos.
Esta es una historia de amor efímero, una historia en que nadie quiere estar en ella, los pájaros la cuentan en cuchicheos matutinos y en las tardes los búhos recuerdan sus aleteadas hacia el clamor de la luna, esa misma luna que una vez vimos en aquel recodo pálido. Contar sobre las manos tuyas, el pesar y sanguinaria de tu cabellera, esas perlada siempre sonriente. Ya no hay cura ni salvación para los que contamos historias.
A empujones bajan a los filósofos etílicos de los automóviles por considerarlos lesivos al mundo. Y la misma historia se repite, los ojos y las sonrisas se siguen esfumando en el aire de los recuerdos, peros siempre es bueno volver a ellos, el recuerdo es una estupidez que tapa nuestro porvenir. Y las historias siempre empiezan por un recuerdo, el mío es bello y crudo que prefiero no recordar. Los hechos pasados son estampas en las neuronas de los sujetos que los evitan o afrontan, algunos lo suelen modificar, otros, cuentan y siguen viviendo de estos.
Una historia perfecta es en la cual no contamos tú ni yo, donde solo cuentan las piedras y las manos. Los de a pie y los que gritan cuando todo es silencio, importa solo el alma más que el cuerpo. Los dispositivos para contar historias son los deseos, pulsiones y sueños. Eso es todo, los sueños. Alguien en el mundo empieza a imaginar, ese es un hombre peligroso que todo el mundo quiere eliminar.
Esta historia que empecé a contar, no lo podre culminar, pues, el deseo de morir es tan grande como el deseo a seguir viviendo al lado tuyo y al de las masas. Una masa es irracional, eh allí el fundamento de su maniqueísmo, pero su irracionalismo conlleva a un mundo de incertidumbre y confrontaciones, una confrontación con sus propios impulsos, con los míos y los tuyos.
Esta historia, en definitiva se seguirá escribiendo desde mi balcón y en los bares, enraizada en el asfalto de lima y sus calles, en el crepúsculo de tus ojos redondos y en el malestar de mi frustración.

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